EL ESPIRITU EN EL CUERPO
Invitación
Has dado un paso impulsado por tu determinación interna, a fin de
conocer la verdad por la verdad. Mediante tu manera de pensar, tu
verdadero yo está encontrando un canal para expresarse y éste crecerá.
Como sabrás, el pensamiento correcto debe preceder a la palabra y a la
acción correcta. Lo antedicho se ha declarado de muchas formas, quizá
la más familiar sea: “Busca primero el reino de Dios (que está dentro de
ti) y todo el resto se te dará por añadidura.”
No permitas que las condiciones circundantes, comparadas con lo que
ves, te afecten. Por supuesto, sabes que, si cualquier condición existente
té afecta, ésta fue creada por ti, mientras las condiciones futuras estarán
en armonía con tu determinación. Lo necesario es que todo individuo
cumpla con su deber, ejecutándolo cada uno de ellos. Ningún deber es
pequeño o insignificante.
Es cierto que estás consciente de que el apego a las cosas o a los
resultados se desarrolla pensando en ellos. No puedes sentir afección
ni antipatía alguna por algo en lo que no piensas. Mientras haces lo
mejor que sabes en cada acto y deber presente, no te apegues a alguna
forma particular de resultado: déjalo a la ley; ya que se deslizará en
armonía con ella. Al haber cumplido con tu deber, como lo entiendes,
abandona todo interés personal en los resultados y, cualquiera que sea
su manifestación, considéralos como eso que tu verdadero yo realmente
deseaba.
Es cierto que para el individuo el motivo es lo único que determina la
línea de demarcación entre lo blanco y lo negro. Lo que se necesita en el
mundo es conocimiento. El buen motivo puede salvar el carácter moral;
pero no asegura esos pensamientos y actos que constituyen el bien
más elevado de la humanidad. El buen motivo, sin el conocimiento,
a veces produce resultados desagradables. La buena intención, sin el
conocimiento, a veces produce obras nocivas. A lo largo de las eras
existe un archivo de buenas intenciones; sin embargo, el poder y el
celo se han usado mal por carencia de conocimiento. La Teosofía es
el sendero del saber y se promulgó para que, entre otras cosas, el buen
motivo y la sabiduría marcharan paralelos.
Si tenemos presente que el propósito de la vida es aprender y que
todo está constituido por el aprendizaje, constataremos que los deberes
ordinarios de cada día son los medios mediante los cuales aprendemos
muchas cosas. “Cumple tu deber, realizando todo deber dejando los
resultados a la ley.” En un tiempo, a la Teosofía se le denominaba,
felizmente, “sentido común santificado” y me agrada que tú lo percibas.
El Movimiento Teosófico es más grande que cualquier sociedad u
organización, siendo, éstas, simplemente provisionales y cambiantes
con la naturaleza y el entendimiento de sus constituyentes, los
cuales influencian sus cursos, planes e ideales. Las sociedades y las
organizaciones corresponden a nuestros cuerpos físicos, mientras el
Movimiento, al Alma. Existen muchas clases de grupos y el trabajo
debe hacerse, en cada uno, en armonía con las posibilidades que su
naturaleza ofrece. Los que depositan su fe en algún grupo, escogen un
guía transitorio, una base frágil; ya que la mayoría de ellos busca una
“autoridad.” Con el tiempo, la debilidad humana que hace posible el
dominio eclesiástico, conduce al oscurantismo espiritual.
Los Maestros fundaron la Sociedad Teosófica como una organización
para promulgar la Religión-Sabiduría. Tal organización se ha escindido
en fragmentos. Por supuesto, en todas las sociedades teosóficas la
base de su existencia es el mensaje que H.P.B. llevó a Occidente. La
persona ordinaria pone mucho énfasis en la organización, la forma, el
método, la autoridad y así sucesivamente; mientras la cristalización de
las ideas impide la comprensión. Por eso la historia del Movimiento en
esta generación está plagada por ataques, divisiones, controversias y
otras insensateces. Debes haber notado que todas las dificultades que
surgieron en la Sociedad Teosófica tenían como eje las personalidades,
más bien que las diferencias doctrinales. Esto es significativo.
La Sociedad Teosófica representa al mundo, por lo tanto, en ella se
libran las luchas del mundo en estado embrionario. Ahí se encuentran
la ignorancia, la superstición, el egoísmo y la ambición. A un grupo
como la Sociedad Teosófica le amenazan otros peligros, además de los
concernientes al “séquito personal.” A veces surgen conservadores auto-electos
que promueven conclusiones inflexibles referentes a los seres
humanos, las cosas y los métodos. Ellos tratan de imponer sus ideas
como las únicas verdaderas, mientras, en realidad, buscan desarrollar
un séquito personal disfrazado por un plan de acción, olvidándose que
ningún método es el verdadero; pues, el verdadero método debe ser una
combinación de todo método. Estas cosas son lecciones, iniciaciones en
ocultismo, si las interpretamos correctamente. La Sociedad Teosófica
proporciona múltiples lecciones que son inaccesibles en cualquier otra
parte del mundo humano.
Muchos han entrado en cada fragmento de la Sociedad Teosófica
original, atraídos por la filosofía. Lo justo o lo injusto de la división
no los afecta. En cada fragmento debe haber quienes son discípulos
buenos y verdaderos de los Maestros. Según mi saber, diría que el
trabajo de los verdaderos es polifacético y obran mediante numerosas
organizaciones e individuos. Su asistencia no conoce barreras, excepto
las que la personalidad se auto-impone. Su trabajo es universal, por lo
tanto: que nuestra visión siga esa dirección, mejorando, así, nuestro
servicio y conocimiento.
H.P.Blavatsky era la Mensajera de la Gran Logia para el mundo
occidental. Desde el principio, William Q. Judge fue el co-fundador
y colaborador de H.P.B. Vale la pena recordar que ninguna autoridad
otorgó a H.P.B. ni a W.Q.J. las posiciones que cubrieron; ya que éstas
dependieron del reconocimiento de Su saber y poder. Ellos eran seres
atípicos, todos los demás son estudiantes. Los que menosprecian a
Judge, menosprecian a H.P.B. Según un dicho antiguo: “Aquél que
escupe en la cara del Maestro, será maldecido por la acción kármica.”
Quizá para nuestras ideas no sea un lema elegante, sin embargo,
transmite un hecho muy trascendental en ocultismo. “Por sus frutos
los conoceréis”. Para los que conocen a H.P.B. y a W.Q.J., los ataques
son dignos de consideración sólo desde un punto de vista: distraen la
atención de muchos que, de otra forma, hubieran aprendido las grandes
verdades del Hombre y de la Naturaleza. A los Teósofos no les resta más
que tomar la posición expresada en las palabras: “Padre, perdónalos,
porque no saben lo que hacen.”
Como siempre, R. C.